Proyecto de investigación y mediación artística que nació, precisamente, del deseo de descolonizar el «agotamiento del futuro» para poder extender nuestros horizontes temporales hacia un presente sostenible.
La residencia proponía un pharmakon: palabra de origen griego que implica trabajar a partir de lo que podría significar simultáneamente un veneno y un antídoto. Una condición trágica sin duda, que sin embargo nos anima a pensar en mediaciones experimentales y contextos de aprendizaje en donde hacer de la tragedia un asunto común que permita el cultivo y la creación.